En Biodanza recreamos, con carácter ritual, los gestos del Hombre Eterno, abriendo, a través de la Ronda Inicial, las puertas del misterio hacia la dimensión de lo maravilloso.
En cada corazón late la esperanza de un mundo más feliz y brota de ese manantial el sentimiento de fraternidad.
Comienzan a activarse con dulzura los núcleos innatos de vinculación que abren una dimensión trascendente de profunda reverencia por la vida.
Texto: Maite Bernardelle
Pintura: Paloma Urquijo