Capítulo 1 del libro de libro “Unidad del Proyecto Hermes”, de Marcelo Toro.

Ronda Inicial

 

“Los hombres han danzado todos los momentos solemnes de su existencia. La guerra y la paz, los funerales y las bodas, la siembra y la cosecha… La danza es la vía más corta entre un hombre y otro, es anterior al concepto y la palabra y constituye una visión profunda de la vida y el conocimiento”  ROGER GARAUDY

Roger Garaudy con su libro titulado “Danzar la vida” ha inspirado a Rolando Toro en el momento de decidir el nombre definitivo de su transformador sistema: Biodanza. ¡La danza de la vida!

Al abordar el tema de la RONDA, he necesitado transitar por un conjunto de características de un grupo humano que abriera en mí una mirada “antropológica” que me acercara a sus rituales, a su comportamiento, a las raíces comunes con otros pueblos. He reconocido en esa búsqueda que hay gestos indelebles que en todas las edades de la humanidad continuamos repitiendo a lo largo y a lo ancho del planeta. Todas las razas – nos decía Rolando- conforman una sola: LA RAZA HUMANA.

Continúan resonando en mí sus palabras preciosas.

La ronda ha sido, en todos los pueblos y en todos los tiempos, la expresión de la unión de la comunidad. Una unión que trasciende las palabras y los gestos. El hombre de la naturaleza ha vivido la vinculación como una manera reticular de existencia. El movimiento, la danza plena de sentido establece en esencia, la conexión del hombre con la naturaleza, con la humanidad, con el cosmos y los dioses.

En Biodanza recreamos, con carácter ritual, los gestos del Hombre Eterno, abriendo, a través de la Ronda Inicial, las puertas del misterio hacia la dimensión de lo maravilloso. En cada corazón late la esperanza de un mundo más feliz y brota de ese manantial el sentimiento de fraternidad. Comienzan a activarse con dulzura los núcleos innatos de vinculación que abren una dimensión trascendente de profunda reverencia por la vida.

En esta alquímica Ceremonia de iniciación se transforman los valores culturales de la competitividad, el elitismo y la falsa idea del triunfo. Las personas restablecen el sentido cósmico que los integra a una unidad mayor. La Ronda constituye, en su pureza, una ceremonia y un ritual de permanente renacimiento que recrea, genera y simboliza la unidad de la humanidad. La danza y el encuentro nos hacen formar parte del movimiento cósmico vinculado a la vida, a la muerte, al amor y al renacimiento.

En el magnetismo de las miradas y de la danza nacen resonancias creativas, afectivas, eróticas y trascendentes donde surge y estalla la conmovedora aparición de la divinidad.

 

El mensaje

Me presento ante ti, como alguien que cree con locura en aquello que hace, una soñadora que se lanza a los vientos en cada vivencia para llenarlos de danza, de poesía, de música y de emociones, una trovadora con canciones de amor y de amistad que aspira a un mundo soñado donde el dolor se transforme en plenitud, en belleza, placer y abundancia de vivir. Donde sea soberana la vida y la felicidad.

Este es el mensaje que nos circula por las venas en la escuela hispánica de Madrid.

Desde aquí, nuestro Amado Rolando pronunció su llamamiento a la humanidad en la ceremonia de cierre del 9º Encuentro Español de Biodanza en Octubre de 2009.

“Ustedes son una elite humana que quiere un mundo mejor y no este mundo enfermo de guerras, violencia y falta de amor. Ustedes tienen en su misión dos magnos instrumentos para cambiar el mundo: la Biodanza para todos y la Educación Biocéntrica. Solamente si cambia la estructura de nuestra afectividad e integramos la inteligencia con el amor, el planeta se salva! Cada abrazo que dan, elimina un fusil! Cada clase de Biodanza que dan elimina una granada! Y actos como este, actos de unión, de colaboración, de coherencia afectiva, eliminan una bomba atómica! Esta es la respuesta que damos a toda esta civilización absurda, esta es nuestra respuesta! Ustedes tienen que luchar por La Paz y la estrategia para luchar por La Paz es el amor y el coraje! Yo soy un desesperado, no tengo tranquilidad, tengo insomnio pensando en la gente, y entonces, cuando los veo abrazarse, siento que la vida tiene sentido y que la tierra florece y esto hay que expandirlo porque es nuestra esperanza! Quiero decirles que tengo fe en ustedes, ustedes son la fuerza, ustedes son maravillosos cuando llegan a sus casas y miran a sus hijos, a sus padres, a sus maridos y mujeres a los ojos. ¡Cuando se unen formando lo que sería la grandeza del hombre y la mujer! ¡Vamos a triunfar! ¡Vamos a triunfar! ¡No les quepa la menor duda, porque tenemos la certeza del corazón!”  Rolando Toro Araneda

Este es nuestro compromiso con Rolando Toro y con el Movimiento Biodanza, desde sus inicios, caminar juntos hacia una nueva civilización.

Multiplicaremos los gestos de la vida en cada paso por el mundo, danzaremos su danza en nuestros cuerpos y seremos las lenguas que transmitan con pasión su mensaje al planeta, crearemos hasta el infinito…Mantendremos viviente su locura y su furia defendiendo la pulsión de la vida!

En la transparencia de las aguas sonreirá aún nuestra inocencia y continuaremos encontrando estrellas de mar en la salada y profunda selva de algas, andando, en la sequedad de la tierra, veremos brotar el hilo de agua que ornamente de tiernos brotes nuestros pies, desde la densa gravedad ascenderá, diáfana, nuestra límpida respiración…

Cuando la humillante decadencia arrastre nuestros pies, nuestro niño divino continuará brincando en ágiles piruetas… ¡Danzaremos la vida!

Nuestra piel olerá a sensualidad en el encuentro y el corazón desbordará de alegría en la abundancia del abrazo, bautizaremos de amor con nuestras lágrimas las mejillas de los desconocidos, contagiando la tierra del sueño realizado de Rolando, emanando su luz, volaremos en alas de luciérnagas llegando a las estrellas.

Maite Bernardelle
Directora de la Escuela de Biodanza Sistema Rolando Toro Hispánica de Madrid, ESPAÑA.

 

Texto: Maite Bernardelle

Poesía: Sandra de Rivas

Colaboración en el Proyecto: Soraya Peramo Rubio, Lágrimas Álvarez Cotrina, María Nuñez Cozar y María Miret García.