Me despedí en el teléfono disuelta en lagrimas de felicidad como cada vez que hablábamos tú y yo.
Me dijiste cosas tan bonitas que yo las escribía para nunca olvidarlas.. “Hija tu eres mi amiga. Tu eres leal y sé que me amas. Yo deseo que seas muy feliz….Sé muy bien quien me ama y quien no me ama, y sé también quién me dice que me ama, pero no me ama!“
Tu estabas en Santiago y yo en Buenos Aires. Nos dimos cita en Europa en abril. Cuatro días después me fui al aeropuerto.
19 de febrero, como todos los años. Antes de embarcar me senté a tomar algo, y en ese lugar supe que anulabas nuestro encuentro de abril. “ El está danzando en las estrellas ahora” , decía el mensaje de Marcelo… Me quede inmóvil e invoqué tu presencia.
En el aeropuerto de Ezeiza brindamos por la Vida con una sola copa. Cuánto he aprendido de ti!… Embarqué de inmediato. A 10.000 metros sobre el mar me sabía más cerca de tu danza.
En estos días cuando mi vuelo atraviese nuevamente las nubes, percibiré tu proximidad…
Fue allí cuando supe que nunca más podría sentir tu abrazo y tu mirada de toro. Aquel día vi como en un film surrealista tus rostros de todos estos 35 años de trabajo y de camino recorrido…
de charlas junto al fuego,
a la orilla del mar,
entre tus papeles y tus cuadros
y tu colección de conchas…,
entre tus rosales,
en tu potente cordillera,
en tu laberinto de Kcnosos,
frente a la ventana de tu Lago di Como,
bajo la floresta de tu Brasil amado…
Todo te perteneció porque tu alma entró en cada lugar y en cada cosa que tocaste o miraste.
….”Tú te mereces la fuerza de la montaña las estrellas y la lluvia, el misterio de la luna…te mereces el sol y el canto de las ranas y los pájaros…los huracanes…” nos decías casi con desesperación.
Tú te lo mereces….. Rolando!!
Bendito seas.
Y La vida te ha premiado
Todo lo que deseaste y quisiste